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La prensa en peligro: Ileana Alamilla

El periodismo es una profesión riesgosa, especialmente en países en guerra declarada, como Siria, o no declarada, como México y Honduras, los más mortíferos en la región, según Reporteros sin Fronteras, señaló Ileana Alamilla en su columna de opinión de este lunes, publicada en Prensa Libre. Alamilla subrayó que tanto el periodismo como los periodistas juegan un papel estratégico para dar a conocer la realidad, en la difusión y debate de las ideas, en el análisis de los hechos; son piezas esenciales en la construcción democrática, dijo. Las y los periodistas son observadores neutrales del contexto, que contribuyen con la sociedad a hacer efectivo el derecho humano de informar y ser informado; sin embargo, es una función no reconocida ni aceptada, mucho menos valorada por quienes tienen por norma el atropello de las garantías, por principio mentor y ocultar, y por regla agredir, indicó. La columnista señaló que algunos políticos y autoridades han mantenido una relación conflictiva y hasta patológica con la prensa; quieren quedar bien con los reporteros para que las notas sean de su agrado, pero se sulfuran cuando se publican hechos en los que resultan involucrados. Para Alamilla, en el gremio periodístico, como en la sociedad, hay diferencias; cada medio de comunicación tiene su propia línea editorial, sus intereses, sus agendas y su pauta publicitaria; la competencia es una característica entre esas empresas, como en cualquier otra, lo cual es lícito; lo repudiable es ocultar los intereses detrás de un medio, mentir y engañar. En Guatemala los peligros para el gremio se han incrementado, en un nuevo escenario en el que la persecución penal ya no es sólo una posibilidad y la narcoactividad y el crimen organizado se han incrustado en el Estado y en la sociedad, con la complicidad o tolerancia de los gobiernos.

La corrupción ha quedado al desnudo, muchos políticos, autoridades locales, empresarios y otros ciudadanos involucrados en ese ilícito sienten amenazados sus intereses; a diario confirman que ahora sí los alcanzará la justicia y perderán sus riquezas mal habidas, lo que provoca que adopten actitudes defensivas para intentar ocultar sus delitos, por lo que los periodistas se convierten en un peligro latente para ellos. Alamilla considera que el incremento de agresiones en contra del gremio obedece a esos aviesos intereses de mantener la opacidad e intentar librarse del brazo de la justicia y señala que en el Observatorio de los Periodistas de CERIGUA se han documentado a la fecha 66 denuncias de ataques contra periodistas. La intolerancia es otra de las motivaciones para arremeter en contra de los reporteros, así como las actitudes de agentes vinculados al Estado que en lugar de garantizar la seguridad, son una amenaza, indicó. La periodista también mencionó que pobladores también son otros de los actores que están violando la libertad de prensa, al incurrir en secuestro y tortura de periodistas, al punto de amenazar con quemarlos vivos. Finalmente, Alamilla enfatizó que las y los periodistas no son jueces, no concilian con nadie; transmiten hechos e información, revelan cosas oculta, propician la transparencia, opinan y, desde su perspectiva, buscan el cambo social para conquistar el bien común y una mejor convivencia humana.

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